sábado, julio 22, 2006
Junebug
A veces lo que buscamos está frente a nosotros. Es una frase ya del dominio popular, pero es también cierto que no parecemos dominarla. Así, frente a una cazadora de artistas excéntricos, ocurre una obra de arte. En un paisaje eterno, en una cocina inerte, en un hogar repleto de piezas de arte, un arte efímero pero único. Junebug es eso, una pieza que parece irse de nuestras manos, que se nos muestra como un evento cotidiano, como un espejo de lo que somos pero lleno de significados, de interpretaciones, objetos cotidianos que merecen un espacio en nuestras exposiciones personales.
En la búsqueda de un pintor talentoso en Carolina del Norte, Madeleine (Embeth Davidtz), viaja con su marido (Alessandro Nivola) a la ciudad de la niñez de éste, encontrando una realidad extraña. El regreso a casa se convierte en un redescubrimiento de lo cotidiano, aunque ella parece no verlo.
Así, el director Phil Morrison, voltea su mirada a su universo personal para compartirlo con nosotros. Silencios y palabras, escenas que podrían ocurrir en cualquier hogar, en nuestras propias casas, se convierten en una ventana de lo que hay dentro de nosotros, en piezas que explican desde un evento particular las relaciones personales universales. Los silencios están llenos de gritos y golpes mientras las palabras son muestra de la soledad de los personajes. Una familia de Carolina del Norte se convierte en nuestra familia, con sus demonios personales, reconocibles solamente para sus miembros y para uno que otro entrometido escarabajo (Junebug).
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1 comentario:
jeje
no sé por qué pero me sonó a mi lectura actual... la misteriosa llama...
un gran abrazo, se le extraña.
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