El punto es que salí, la masía se había convertido en un lugar irreconocible producto del Señor Feudal. Luces, imágenes extrañas (pero hipnóticas) en las paredes y demasiadas personas conocidas.
Y ví a todos, a Aldo durmiendo por momentos aunque a veces despertaba de su letargo para abrazarme y llamarme carnalito, a Maga y sus ojos siempre sus ojos, me decía que me quería y lloraba al final, a Hugo tarareando a los Cadillacs con su distintivo cui, cui (entonces no era tarará), Rocha hablaba y hablaba y oía y o y a, Alex fiel compañero de batallas, todos estaban ahí, por momentos así lo creí, todos estaban ahí, Julienne, Sara, Valeria, Ximena, Pakis, la Torta y su ya valió... todos estaban ahí, y era feliz porque todos estaban ahí.
Y vino como siempre el Xun, decidido a despertar del sueño en el que vive conmigo. La quietud cotidiana fue interrumpida, y a base de insistir Pere le ayudó a escapar, sin siquiera saberlo. Las luces, la música, el calor, dormir con Maga, jugar rayuela, las luces, la música, el calor, querer siempre llegar al cielo, la multiplicación del cordero, la bebida interminable, las luces, la música, el calor, quedarse en el ocho, moverse aleatoriamente y sin rumbo fijo como la mosca, las luces, la música, el frío de Siberia, ver la puerta abierta, abrir los ojos, despertar. No había nadie, la ventana y las ganas de volar como la mosca o quizá de un flap.
>a.Pere.por.el.sueño.de.una.fiesta<