Noche porteña

Sigue esto de la nostalgia porteña, bonarense o como sea. Saber que Brasil está cerca me tienta, irme un poquito al norte.

He estado viviendo demasiado la noche, no se por qué me gusta la noche como dicen los Cadillacs. Pero bueno. Ayer encontramos un lugar de jazz bastante agradable, los músicos cambiaban cada canción y junto con ellos lo hacìa el sonido. La Quilmes ya es lo nuestro, no hay otra cosa, es eso o refresco y no hay comparación. Terminando fuimos, al "Guevara" otro de nuestros frecuentes, mucha música británica y Estela Artois la cerveza del lugar. Después otra vez noche francesa. Emilio, Jean y Denarosi.

Poco a poco nos hemos convertido en parte de la escenografìa, reconociendo los lugares que nos gustan. Una que otra vez vamos a otro cafecito lejano o vagamos por las calles sin sentido.

En mi camino a el no-lugar de las computadoras, me encontré una fiesta callejera porteña, un asado y música: dos guitarras y un par de tambores, los viejos bailaban una especie de tango-flamenco, las manos arriba y vueltas al rededor. Más bien parecía baile judío, no lo se. La calle olía a carne y vino. Me senté un rato y vi el cielo, ya había estrellas.

Viva BOlivia.