Bien dicen que la sala cinematográfica es como el útero materno: lugar cómodo, sin luz, clima idóneo, comida y bebida a la mano; una experiencia sensitiva completa y placentera. Ayer fue la excepción. Ahora entiendo a los gemelos, triates y demás productos humanos que vienen en bola. Que tu compañero de matriz se haya comido media docena de sobres de salsa "bbq" y por lo tanto nos comparta su olor a todos... no es grato. Que no pare de moverse y repita la última palabra de cada oración que se dice en la peli... no es grato. Que cuando ocurre una "revelación importante" en la trama se le ocurra silbar el clásico "fiuuuuuuu"... no es grato. Que intente contestar a las preguntas que dice tal actor. Ejemplo: —Cuándo fue la última vez que se encontró con tal...?— "¡Ayer!" No es grato. Que cuando regresa del baño se le ocurra preguntarme "Qué ha pasado" y espere que le cuente lo que se perdió... PFfffff
La peor experiencia en el útero.
lunes, mayo 12, 2008
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