viernes, junio 06, 2014

El peso de las partículas sobre el poder del puño. Uno es limpio, suave y contundente. Debe ser duro enfrentarse a él.  El otro, el otro, se come a cucharadas, sabe amargo y es casi imposible de tragar sin sentir al estómago revolcarse entre los otros órganos. El salivar justo después del asco. "No soy tan fuerte", pienso. "Ojalá sólo tuvieras que tomar una bala", ruego. "Son demasiados, son demasiados", lloriqueo. Siento el vómito caminar por mi garganta avisándome que no piensa dar ni un paso atrás. Aquí va.
La hora de las decepciones...
(y reclamos)
Venga
Una por una
¡Déjense venir!
Ya estoy listo
y sobre todo
Acostumbrado
Es la tarde casi noche del día 34. Te extraño. Entiendo la vida después. "It's just an afterlife".