... le preocupaba tanto su trabajo que permaneció callado, los labios le temblaban de miedo y coraje, impotencia sobre todo. Trabajar en un banco para un contador no es algo como para echar por la borda así como así. Pensar en la deuda del auto, la comida del gato y la renta lo sedó instintivamente.
La escena me dio asco, ELLOS (con mayúsculas porque son importantes y experimentados) impulsivos, agresivos y estúpidamente "poderosos"; él dormido, resignado y temeroso. Al fin y al cabo el miedo hace girar al mundo.
Me di la vuelta, callado seguí trabajando.
miércoles, septiembre 05, 2007
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