Nos vemos por allá?
Me voy pa' Guadalajara.
viernes, abril 28, 2006
viernes, abril 21, 2006
...seguimos divagando
Pssss, acá seguimos... todavía.
Todavía, como buenos pochards, siguiendo como máxima la frase de William Blake, esa donde dice que el camino del exceso, es el camino de la sabiduría. No se qué pasará si así me sigo, gastando vidas como si fuera un felino diría un café de por ahí. El ejercicio de tirarse a un piiiiiinche precipicio. Piiiinche Juan (guey).
El punto es que Fiona Apple canta ahorita, decadente como siempre, canta, deja veo, canta Shadow Boxer y sigo en la oficina y quisiera dormir un rato.
Ayer tuve una entrevista "importante".
Me puse algo nervioso. Siempre me pongo nervioso con esas cosas.
Hablarle a desconocidos que quieren probar tus loqueseas que tengas en la cabeza es duro.
Nada que no curara un vaso de vino, Aldo y yastá.
Ya se verá qué es lo que sucede.
Después, no se qué fue después.
Desperté algo hinchado, corrí al trabajo, (estoy haciendo lo posible para que me corran, pero no lo hacen jajaja), llegué tarde, crudo o todavía pochard, agua, algo de trabajo.
Me gusta trabajar con María, hacemos buen equipo. Sacamos bien y rápido las cosas. Sabemos quien maneja el mouse y quién el teclado. Va por las copias y yo arreglo algo con Susan, Susan es mi jefa, una gringa de quiénsabedonde, de esas workaholics de miedo. Si llega de un viaje es capaz de venir con las maletas al trabajo para estar una hora, lo ha hecho. No tiene otra cosa que hacer supongo. Es una buena persona, pero creo que está sola, muy sola. Con su perro "Coco", luego lo trae a la oficina y ahí está el perro corriendo de un lado a otro, mirándonos con indiferencia. Hasta los perros pueden hacernos sentir mal en la oficina, el muy hijodesuperra (literal). Viene a la oficina como si fuera un parque, pero educado sí que es, no lo he visto nunca hacerse del baño ni andar ladrando como los perros mexicanos. Tiene su spa y demás... creo que seguiré por acá. No anden contando las cosas.
Todavía, como buenos pochards, siguiendo como máxima la frase de William Blake, esa donde dice que el camino del exceso, es el camino de la sabiduría. No se qué pasará si así me sigo, gastando vidas como si fuera un felino diría un café de por ahí. El ejercicio de tirarse a un piiiiiinche precipicio. Piiiinche Juan (guey).
El punto es que Fiona Apple canta ahorita, decadente como siempre, canta, deja veo, canta Shadow Boxer y sigo en la oficina y quisiera dormir un rato.
Ayer tuve una entrevista "importante".
Me puse algo nervioso. Siempre me pongo nervioso con esas cosas.
Hablarle a desconocidos que quieren probar tus loqueseas que tengas en la cabeza es duro.
Nada que no curara un vaso de vino, Aldo y yastá.
Ya se verá qué es lo que sucede.
Después, no se qué fue después.
Desperté algo hinchado, corrí al trabajo, (estoy haciendo lo posible para que me corran, pero no lo hacen jajaja), llegué tarde, crudo o todavía pochard, agua, algo de trabajo.
Me gusta trabajar con María, hacemos buen equipo. Sacamos bien y rápido las cosas. Sabemos quien maneja el mouse y quién el teclado. Va por las copias y yo arreglo algo con Susan, Susan es mi jefa, una gringa de quiénsabedonde, de esas workaholics de miedo. Si llega de un viaje es capaz de venir con las maletas al trabajo para estar una hora, lo ha hecho. No tiene otra cosa que hacer supongo. Es una buena persona, pero creo que está sola, muy sola. Con su perro "Coco", luego lo trae a la oficina y ahí está el perro corriendo de un lado a otro, mirándonos con indiferencia. Hasta los perros pueden hacernos sentir mal en la oficina, el muy hijodesuperra (literal). Viene a la oficina como si fuera un parque, pero educado sí que es, no lo he visto nunca hacerse del baño ni andar ladrando como los perros mexicanos. Tiene su spa y demás... creo que seguiré por acá. No anden contando las cosas.
lunes, abril 17, 2006
Holden Caufield
Creo que Holden Caufield anda rondando por mi cabeza. Eso de vagar y divagar se me da, pero quizá no tenga nada de interés para nadie. Hace ya un par de años un amigo de nombre Joan me regaló ese libro, El Guardián entre el Centeno, creo que me lo dedicó pero no recuerdo qué le puso. Supongo que una frase de esas que esperan que la gente recuerde, aunque por la forma de ser del tal Joan, no creo que haya nada. Caufield es un gran personaje. Y aunque vagar por NY pensando en las cosas, por simples que sean, que te molestan o que te gustan, no sea como vagar por Oaxaca o el DF. Me gustaría conocer a Salinger, aunque esté muerto, conocerlo y tomarnos un par de vasos de vino. Hablar sobre lo que se nos ocurra en el momento. A veces recordar te trae pura nostalgia y por eso es mejor no andar contando lo que uno piensa, ni hablarlo en voz alta.
lunes, abril 03, 2006
Rompecabezas
Desperté de nuevo con la cabeza hecha pedazos. Los recuerdos no eran más que un rompecabezas recien sacado de la caja. No hay una imagen clara de lo que fue y ver tal desastre sólo crea un sentimiento de impotencia y resignación.
Y tomo la primera pieza, la miro con cautela, es Liam o Noel, o el hijo de Star, nunca se cuál es cual, ni qué nombre ponerle a quién. Pero la siguiente pieza me da un poco más de información y se conecta con la anterior (todo parece suceder por pura intuición, bien dice mi madre que la intuición es la voz del alma (por Dios!)), es el tal Liam, con las manos en los bolsillos y escupiendo palabras y saliva como cualquier ebrio lo haría en un cantabar, pero él ataca el micrófono de forma ascendente. Ahora Liam es Caín y reta al que tiene a su izquierda, a su hermano Abel. Lo señala y se larga dejando al consentido de Dios cantar por su cuenta, quizá fue por la mandíbula de res para acabar con su existencia, pero no, sólo regresa con un vaso de agua, ¿o de vodka?.
Las siguientes piezas son personas, que serían capaces de aplaudir un golpe más de Liam, y que los ignora por completo. La noche termina o comienza, el metro y la espera, yo parado frente a la nada con las manos en los bolsillos, tratando de atacar la noche de forma ascendente. Es Cain que ha tomado mi cabeza y la hace pedazos.
Y tomo la primera pieza, la miro con cautela, es Liam o Noel, o el hijo de Star, nunca se cuál es cual, ni qué nombre ponerle a quién. Pero la siguiente pieza me da un poco más de información y se conecta con la anterior (todo parece suceder por pura intuición, bien dice mi madre que la intuición es la voz del alma (por Dios!)), es el tal Liam, con las manos en los bolsillos y escupiendo palabras y saliva como cualquier ebrio lo haría en un cantabar, pero él ataca el micrófono de forma ascendente. Ahora Liam es Caín y reta al que tiene a su izquierda, a su hermano Abel. Lo señala y se larga dejando al consentido de Dios cantar por su cuenta, quizá fue por la mandíbula de res para acabar con su existencia, pero no, sólo regresa con un vaso de agua, ¿o de vodka?.
Las siguientes piezas son personas, que serían capaces de aplaudir un golpe más de Liam, y que los ignora por completo. La noche termina o comienza, el metro y la espera, yo parado frente a la nada con las manos en los bolsillos, tratando de atacar la noche de forma ascendente. Es Cain que ha tomado mi cabeza y la hace pedazos.
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